martes, 28 de agosto de 2007

Arte en España


El mercado español se contagia de la euforia internacional
España se sitúa todavía lejos de otros países de su entorno en cuanto a mercado del arte se refiere, si se tiene en cuenta que contribuye con tan sólo el 0,6 por ciento de cuota a las transacciones globales relacionadas con el arte. Sin embargo, el auge que está registrando el mercado internacional tiene también su reflejo en el español, donde se están dando algunos pasos que impulsan su crecimiento. “La efervescencia es muy evidente y salpica y contagia el mercado primario, el de la galería propiamente dicha. En España esta tendencia se deja sentir, pero con resultados mucho menos espectaculares” que en otros lugares como en Londres, opina Amanda Cuesta, que acaba de publicar su obra Capital, un análisis sobre la relación entre arte, dinero y mercado. La experta opina que la bonanza que está viviendo el arte contemporáneo español “es más fruto de una coyuntura internacional favorable que resultado de su propia fortaleza. La situación actual sin duda es buena, sobre todo respecto a los paupérrimos años noventa y eso ha de permitir que los buenos proyectos galerísticos se consoliden. El mercado español continúa siendo hermético a la hora de publicar las cifras de compraventa de obras de arte, pero lo que es seguro es que el volumen de las transacciones se ha disparado en los últimos años. Los galeristas españoles hablan de un crecimiento entre un 50 y un 500% del volumen de negocio en los últimos seis años y se apoyan en la existencia de listas de espera de compra que existen en muchos centros de arte, cuyas creaciones a veces no llega ni para la mitad de las peticiones, según afirmó la galerista Soledad Lorenzo recientemente en una entrevista con “El Cultural”.Además, a pesar de que el récord que ostentaba Picasso con su obra Muchacho con pipa, valorada en 85,6 millones de euros, fue superado por la venta mediante transacciones privadas de obras de Gustav Klimt, Willen de Kooning y – Pollock que tuvieron lugar en julio y en noviembre, y que la obra del rey del pop art, Andy Warhol, se vendió este otoño en Nueva York a mansalva, el artista español continúa siendo el más rentable en las subastas.En España aún no se habla de burbuja, ni de especulación en el mercado del arte, como se hace en el ámbito internacional, pero algunos galeristas temen que en nuestro país llegará también el momento de la reventa en subastas de obras recién adquiridas con el objetivo de sacar beneficio y señalan el avance de compradores-inversores.Los expertos apuntan también una nueva tendencia: algunos coleccionistas están empezando a buscar museos o espacios expositivos para sacar a la luz sus obras y colecciones, lo que podría contribuir a dar mayor visibilidad a los artistas españoles. Y es que los entendidos advierten: muchos de nuestros artistas son muy competitivos en el mercado interno, pero podrían no “sostenerse” si salieran al exterior. Por ello se advierte de que los precios de los mismos se “inflen” artificialmente en el mercado interior y “exploten” al salir. La internacionalización sigue siendo uno de los retos centrales de nuestro mercado del arte contemporáneo.“Si nos ponemos exigentes y miramos las galerías españolas que son aceptadas en las ferias más prestigiosas, como Art Basel, Art Chicago, Art Basel Miami o Art Cologne la respuesta es que no estamos lo suficientemente internacionalizados. Si miramos las listas de artistas de las galerías más influyentes a nivel internacional tampoco podemos dejarnos llevar por la euforia”, afirma Amanda Cuesta, que reconoce sin embargo la dificultad de reconocer los parámetros que definen exactamente la internacionalización o las cifras a las que debería aspirar un país como España. “Creo que hoy en día hay proyectos galerísticos en nuestro país con una larga trayectoria y estoy segura de que en los últimos años han tejido redes de intercambio con galerías de otros países, pero no nos engañemos, son muy pocas”. El último estudio riguroso sobre el sector de galerías de arte en nuestro país es el que realizó la UGAE en 2001, que venía a actualizar el de 1993. Ya hace cinco años y los datos están algo desfasados, pero según ese estudio solo 57 galerías respondieron sobre el número de ferias internacionales a las que asistieron en 2000 y de ellas solo 25 había asistido a más de una. Una galería fue a más de 5, diez galerías fueron a 3 y doce galerías fueron a 2. “Con estos datos“podemos hacernos una idea de a qué nos referimos cuando hablamos de la escasa “internacionalización” del mercado del arte español”, añade la experta.Una cifra orientativa sobre el grado de intercambio artístico de España con el exterior son las importaciones y exportaciones de obras de arte de nuestro país, aunque las cifras del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) no diferencian entre arte antiguo, moderno o contemporáneo. Este año, hasta agosto, España exportó obras de arte por valor de 33,74 millones de euros frente a los 50,43 millones registrados en el conjunto de 2005. Sin embargo, está claro que los españoles son aún mucho más importadores que exportadores de arte: la partida de compras de arte extranjero se cifró, de enero a agosto de 2006, en 349,41 millones de euros (más de diez veces las exportaciones), acercándose a los 385,05 millones registrados en el conjunto del año pasado.Subastas: Christie’s Madrid y Sotheby’s LondresLas principales subastas de arte español este año tuvieron lugar en octubre: la casa Christie’s eligió Madrid – como viene haciendo desde hace años - como sede de venta para evitar gastos y problemas de desplazamiento a compradores y vendedores, pero Sotheby’s prefirió realizar la subasta en Londres, al considerar que el mercado español es muy local y las obras necesitaban salir a otro país para tener una audiencia más global. La casa de subastas asegura que una parte importante de los compradores son extranjeros, concretamente el 40% de los de arte español, frente al 60% de españoles, pero son los foráneos, especialmente los estadounidenses, quienes adquieren obras más caras.El auge de cifras registrado este año en el mercado internacional tuvo también su efecto en la recaudación de Christie’s el 4 de octubre en Madrid, cuando se embolsó 15 millones de euros por la venta de 145 lotes, alcanzando un récord en una subasta de arte español y doblando prácticamente la cantidad de 2005. La cita culminó también con un récord en el precio de una obra subastada en España: se pagaron 2,9 millones de euros por Casino de París, de Hermenegildo Anglada Camarasa y una segunda obra de Miquel Barceló, Bilblioteque avec Poe superó el millón de euros, 1,2 millones exactamente. Sin embargo hay que advertir que en la sesión había obras de un amplio periodo desde el siglo XVII al XXI. Las cifras son importantes, pero las cotizaciones son mucho más bajas de las alcanzadas durante esta temporada en Nueva York, donde se han vendido obras por más de diez millones de euros e incluso superando la centena de millones.Sotheby’s celebró dos subastas en Londres con secciones de arte español; en la última se embolsó 5,1 millones de euros, gracias a ventas como Jardí de muntanya, de Santiago Rusiñol, por el que se pagaron 840.000 euros, La cupletista de Gutiérrez Solana por 591.000 euros, Romería del Cristo de la Vega de Vázquez Díaz por 142.000 euros o Corrida de toros de Ricardo Canals por 124.000 euros. En la venta del 16 de octubre destacó la venta de un cuadro de Tàpies por 374.817 euros, titulado Ocre y collage en dos partes.Artistas españolesSegún Artprice, en la lista de los 100 artistas más cotizados y rentables del mundo, Picasso sigue siendo el número uno. Otros artistas de nuestro país están bien situados, como Joan Miró, en el puesto décimo segundo, Juan Gris, en el 59º y Salvador Dalí, en el 70º. “Que Picasso siga siendo el artista mejor cotizado en el mundo no es significativo, porque posiblemente España ya haya vendido todos los Picasso que tenía disponibles. Lo realmente importante es que nuestros artistas vivos consigan colarse en las listas de los mejor cotizados. Esa es la única garantía de crecimiento para el mercado español. Pero para eso hace falta inversión, porque ningún país puede vivir de rentas eternamente”, opina Cuesta. “En indicadores como KunstKompass, que sólo incluye artistas vivos, no hay ni un solo español entre los Top 100 de 2005, mientras en 2002 ó 2003 podíamos al menos citar a Juan Muñoz entre los 10 artistas vivos con un mejor comportamiento en el mercado. En este listado, para el 2005 aparecen 87 artistas alemanes, 7 americanos, 2 suizos, un francés, un austríaco, un inglés y un sudafricano”, explica la experta.Algunas cifrasLa relevancia económica del sector del mercado del arte no es tan fuerte como en la media de la Unión Europea, donde el sector cultural aportó en 2003 el 2,6 por ciento de su PIB, según un informe de la Comisión. En nuestro país la facturación del sector creativo aportó al PIB en el mismo año un 2,3%, pero el impacto directo e indirecto del sector es más relevante de lo que muchas veces se piensa. El gasto total consolidado en artes visuales en España o, lo que es lo mismo, el volumen económico del sector durante el ejercicio 2002-2003 fue de 1.469 millones de euros, como recoge el estudio sobre la dimensión económica de las artes visuales elaborado por las empresas ARTImetría y Urbmedia por encargo de la Fundación Arte y Derechos de la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC). También se sabe que los beneficios generados por las subastas en nuestro país en la temporada 2003-2004 fueron de 23 millones de euros, una cifra en ascenso desde 1992.El Gobierno español también dio datos este año: la ministra de Cultura, Carmen Calvo, dijo recientemente que el estado ha comprado entre 2004 y 2006 un total de 1.800 obras de arte para los museos públicos por un valor de casi 19 millones de euros; se trata de obras adquiridas directamente, sin incluir las adquisiciones obtenidas por dación (en concepto de pago de impuestos). La cifra es ejemplificadora, pero no distingue el tipo de arte comprado.En nuestro país hay 11.236 artistas con unos gastos de personal de 40 millones de euros; la difusión (salas y centros de arte) da trabajo a 687 personas, convoca a 793.961 visitantes y mueve un volumen de 195,5 millones de euros, como revela el estudio de ARTImetría y URbmedia que se publicará próximamente. En galerías y casas de subastas hay 1.636 personas empleadas en nuestro país y general 145 millones de euros, el 10% de la economía del sector. Mientras, los museos emplean a 3,852 personas con 423,21 millones de euros, la mayor parte de cuyo gasto se carga al as administraciones públicas. A su vez, las 413 administraciones públicas emplean a 3.270 funcionarios que trabajan en el ámbito de las artes visuales y gastan en ellos 411 millones de euros.Pero en nuestro panorama artístico hay un dato alarmante, según denuncia la AAVC: a pesar de que el estado calcula la existencia de 11.236 creadores, sólo un tercio de los mismos pueden considerarse ocupados a tiempo completo y más de la mitad gana menos de 375 euros al mes por su actividad, a lo que se suma la inseguridad jurídica que los rodea al no existir un contrato por escrito. Florenci Guntín, que dirige la AAVC, denuncia la situación, alegando que incluso el artista se ve obligado a veces a invertir recursos propios para crear y pide un cambio de estereotipo señalando que “el artista no puede vivir de la ilusión y de promesas de futuro” y el establecimiento de un código de Buenas Prácticas profesionales.Optimismo entre los galer istas y casas de subastasLas cifras que genera el mercado español son moderadas teniendo en cuenta el mercado internacional, pero el optimismo de galeristas y casas de subastas es latente. Aurora Zubillaga, directora de pintura del siglo XIX y XX en Sotheby’s declaraba recientemente al diario “El País” que “el mercado del arte español está en auge”, “viene creciendo desde los últimos siete años y las perspectivas de futuro son excelentes”. Parece que la pintura española es atractiva por su originalidad, la variedad de temas, su colorido y riqueza. “Es un buen momento tanto para vender como para comprar arte español”, aseguraba Dalia Padilla, coordinadora de la subasta de arte español de Christie’s, al mismo diario, aunque reconociendo que son Nueva York y Londres donde siguen vendiéndose las grandes piezas.Las esperanzas avanzan también en el sector del arte contemporáneo: el periodo entre finales del siglo XIX y principios del XX es muy apreciado entre compradores españoles, después de haber tenido un lugar casi marginal en la historia de la pintura a causa de la falta de un mercado interno fuerte. Pero es ahora cuando el auge de ventas se nota también en el arte contemporáneo español, que entra en el mercado internacional con artistas como Tàpies, Chillida, Barceló y algunos más, junto al incombustible Picasso. Aparte de estos artistas, sin embargo, los autores españoles no se venden en las subastas internacionales y Barceló es el único artista vivo que superó el millón de euros con una venta, concretamente en 2002 (autores fallecidos como Picasso, Miró, Dalí o Anglada Camarasa también lo hicieron). Por eso se habla de inversión, pero no de especulación ni de burbuja. El galerista Pepe Cobo señalaba a “El Cultural” que hay artistas españoles que han subido los precios exageradamente, sin ninguna repercusión, pero advierte de la necesidad de calibrarlos en relación con los mercados exteriores. “Los precios deben subir en base a la demanda, pero en equilibrio con el reconocimiento crítico de los artistas (el número de exposiciones y ensayos que una obra genera), de no ser así estaremos propiciando la inversión en modas pasajeras en lugar de hacerlo en valores seguros, y eso tiene muchos riesgos”, asegura Amanda Cuesta.ColeccionismoLos coleccionistas son la piedra angular del mercado del arte, como potenciales compradores; ya se sabe que los españoles no se implican tanto como en el extranjero a la hora de respaldar y ayudar a consolidar la trayectoria de los artistas contemporáneos y que son más conservadores que en otros países. “En ferias internacionales mucho más jóvenes como Frieze de Londres, es muy evidente la aparición de un nuevo coleccionismo, jóvenes profesionales con nivel cultural alto, seguidores de artistas de su propia generación, que compran pequeño formato. Este fenómeno no acaba de llegar a nuestro mercado, que continua siendo profundamente conservador e institucionalizado. Sin duda es algo que tiene que ver con la moderación salarial y el alto endeudamiento, por la compra de vivienda, que afecta especialmente a nuestra generación. Pero también es algo cultural, porque lamentablemente el arte se sigue viendo como algo elitista, mientras que en otros países europeos hace tiempo que es algo realmente popular”, considera Amanda Cuesta. El coleccionismo, sin embargo, ha crecido, sobre todo por parte de las corporaciones, según Tomás Llorens, un asesor de la colección de Thyssen- Bornemisza. Y el mayor interés se nota en el aumento de los precios y la subida de los fondos de inversión en arte. “Afortunadamente la compra institucional ha salvado en buena medida las cifras del mercado español durante los noventa, pero también ha propiciado cierto acomodo. Es mucho más fácil vender unos pocos proyectos a instituciones, que trabajar en la formación de un nuevo coleccionismo y vender un volumen extenso de obras más modestas. Las galerías deberían hacer un esfuerzo para que los buenos augurios del mercado del arte internacional lleguen a repercutir realmente en nuestro mercado nacional de una forma duradera”, añade Cuesta. Pero del mercado del arte español “yo cambiaría la composición del coleccionismo. Tenemos maravillosos coleccionistas privados en nuestro país pero son tan pocos que casi les conocemos a todos por el nombre y el mercado depende demasiado de la compra institucional. No puedo comprender, por ejemplo, que haya tan pocas empresas invirtiendo en arte en estos momentos”, critica la experta.En torno a los coleccionistas, se está dando también un fenómeno relativamente nuevo: algunos están empezando a buscar centros de arte o museos donde poder mostrar las colecciones que reunieron durante años. Por ejemplificar esta tendencia, Pilar Citoler y Antonio López buscan un centro que albergue su colección y Helga de Alvear parece cada vez más cerca de exhibir su colección en Cáceres. Esta tendencia que se apunta podría cambiar la tradicional tradición de no enseñar el conjunto de sus obras por parte de los coleccionistas (a excepción de los préstamos de algunas piezas para exposiciones institucionales).Otro factor que ayuda a cambiar las cosas es el uso progresivo y cada vez más frecuente de Internet por parte de las galerías, un hecho que facilita la exhibición de obras y su conocimiento por parte de potenciales compradores. Un estudio de la publicación Arte Informado señala que más del 90% de las galerías españolas cuenta con página web aunque de momento sólo un número reducido de ellas mantiene exposiciones virtuales de sus artistas. Sin embargo, continúa el estudio, empieza a ser frecuente la incorporación de veteranos galeristas que tuvieron espacio físico al nuevo universo virtual.Los expertos están de acuerdo: el mercado del arte en España se encuentra en un momento excepcional, en uno de los mejores de su historia. “Este ha sido el mejor año de los últimos veinte, en cotizaciones y demandas, y todo indica que el ritmo va a continuar creciendo. En ARCO’06, por ejemplo, el negocio creció un 13% respecto al año anterior. Todo apunta a que la inversión se ha reencontrado con el mercado del arte”, explica Amanda Cuesta. Además nacen nuevas ferias de arte, se crean bienales (la I Bienal de Canarias – de Arte, Arquitectura y Paisaje -, por ejemplo, se inauguró recientemente con un presupuesto de dos millones de euros), festivales y galerías de arte.”La oferta galerística en España se ha diversificado y esa me parece una saludable forma de crecimiento, mucho más saludable que un simple aumento del número de establecimientos”, afirma Cuesta.El verdadero reto, sin embargo, es la profesionalización de un sector que debe competir a nivel mundial y que debe garantizar tanto la presencia de artistas españoles contemporáneos en el extranjero como la introducción de artistas foráneos en el mercado español. “Confío que nuestro mercado haya ganado en madurez y responsabilidad, y que se gestione mejor este crecimiento que durante el boom de finales de los ochenta. Creo que la profunda crisis de los noventa fue en parte consecuencia de la desconfianza que ocasionó la enorme especulación en torno al arte, y especialmente el arte joven, de aquellos desenfrenados años”, añade la experta, que pide una mayor transparencia y publicidad en el sector.

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